Reportajes

TRAVESÍAS DE LAS MUJERES TRANS PARA VIVIR LIBRES DE VIOLENCIAS
TRAVESÍAS DE LAS MUJERES TRANS PARA VIVIR LIBRES DE VIOLENCIAS

Nuestro equipo de trabajo está integrado por Yadira Trujillo Mina, María Lourdes Ramos, Pedro Gutiérrez Guevara, y Daría #LaMaracx. Nos junta el interés de narrar diversas experiencias de vida de mujeres trans que sobreviven y han sobrevivido a la violencia misógina y machista, al transodio y el cisexismo a lo largo de su ciclo vital. El hecho de narrar estas experiencias implica alzar voces para la prevención.


Este especial está conformado por 4 apartados que abordan la lucha por los derechos de lasNinfancias trans, las estrategias de sobrevivencia de las mujeres trans trabajadoras sexuales, la garantía de la identidad de las personas trans privadas de libertad y los rituales de memoria qué construyen las personas trans para recordar a las víctimas de transfeminicidio.


Ellas deciden


Por Pedro Gutiérrez


 



“Cierta ocasión, el famoso travesti llamado Priscila


con zapatos altos de color blanco y una vestimenta


elegante para la noche de trabajo se mantuvo parada


y en posición indiferente. No hizo caso de los gritos


lanzados por el guía penitenciario para que asumiera


una actitud de sumisión.”


Purita Pelayo


 


Ser una persona privada de libertad en Ecuador al día de hoy no es la única sanción empleada a través del punitivismo penal para castigar. ¿Cuáles son esas otras sanciones?, ¿la experiencia de habitar la cárcel es igual para hombres y para mujeres?, ¿qué es ser mujer trans y habitar un pabellón masculino?


Plumas en los pabellones masculinos de Turi


En julio de 2021 como parte de una investigación académica mantuve una entrevista con Francis, Arce y Klever las y el representante de la Asociación LGBTIQ+ Caminos de Libertad, a partir de ahí hemos mantenido contacto vía correo electrónico. Esta agrupación fue fundada por Isis Naomi, Arce, Kléver, Yamileth, Andrea, entre otras personas el 09 de febrero de 2017 dentro del pabellón masculino de Turi. Caminos de Libertad mantiene una lucha política en pro de sus derechos bajo la consigna de canalizar las necesidades de sus integrantes, entre ellas: acceso a salud integral, trabajo, reconocimiento pleno de su identidad de género.


Klever tiene 59 años, es un hombre gay, el tercer y actual presidente de la Asociación, ingeniero en marketing y a la expectativa de su investidura de la carrera de Derecho que cursó en la cárcel. “Orgullosamente pasivo”. Nos encontramos en la cabina de radio que funciona en el área educativa del CPL, un lugar insonorizado y con los micrófonos desde donde se transmiten los programas las Guerreras de Lilith y Voces del Alma. Klever desde el inicio del encuentro saca de su maletín papeles de su trabajo y una pluma para tomar nota, me comenta le gusta que cuando alguien del exterior viene, le dejen sus datos de contacto. Me cuenta orgulloso que actualmente dentro del grupo de diversidad hay 37 personas, que en un principio no llegaban ni a 15. Añade: “hay compañeras que se han ido libres hay otras que nuevamente han regresado a la cárcel, nadie está obligado a pertenecer al grupo de diversidad de género, esa es una voluntad propia de cada una, la que quiere se involucra y nosotros les damos la acogida”.


De acuerdo al Servicio Nacional de Atención Integral a Adultos y Adolescentes Infractores (SNAI) el CPL Turi para el 2019 tenía una población de 2.207 personas. El Diagnóstico del Sistema Penitenciario del Ecuador realizado de manera colaborativa entre Kaleidos- Centro de Etnografía Interdisciplinaria de la Universidad de Cuenca y la Universidad de las Américas menciona que para abril del 2021 la población carcelaria en el Ecuador se encontraba en 39.040 personas privadas de libertad, de las cuales 36.474 (93,43%) correspondían a hombres y mujeres trans y, 2.566 (6,57%) a mujeres, una vez retirados los registros con información de identificación duplicada, ya que el subregistro es una realidad que entorpece la gestión de datos y servicios penitenciarios.


Entonces, ¿por qué las mujeres trans constan en el dato de hombres? ¿qué es la identidad de género trans y cisgénero? Son aquellas personas que no se autodeterminan desde una correspondencia entre su sexo biológico asignado al nacer -intersex-hombre-mujer- y su género percibido -masculino-femenino-no binario- son personas trans, las demás son cisgénero. La categoría orientación sexual, sirve para identificar como una persona construye sus relaciones sexo/afectivas en relación a sus parejas. Entonces, ¿cómo se refleja la data del (cis)tema de gestión penitenciaria en relación a la identidad de género y orientación sexual de mujeres trans?



La estadística sobre hombres señala a 36.303 (99,65%) hombres que se reconocen como heterosexuales y 86 (0.24%) como LGBTIQ+. Los datos desagregados son: 15 (17,44%) bisexuales, 40 (46,51%) homosexuales, 17 (19,77%) transexuales que debemos leer como mujeres trans y 14 (16,28%) LGBTIQ+.


El uso de la variable género o LGBTIQ+ en el (cis)tema de gestión penitenciaria de hombres parte de varios errores a pesar de leerse como un avance. Uno, orientación sexual (bisexual, homosexual) e identidad de género (transexual) no son lo mismo. Dos, debemos leer transexual como mujeres trans, que constan en la data carcelaria masculina porque al momento del ingreso tienen sus nombres y género masculino, sin embargo, esta categoría deja por fuera la autopercepción transgénero, travesti y trans no binaria. Tres, no se puede usar una categoría LGBTIQ+ para individualizar la vivencia de la identidad de género y orientación sexual, además, dentro de esta categoría incluir la (L) tiene sentido en el caso de una mujer trans lesbiana, reflexión que resultaría inexistente por la ignorancia en el uso de las variables.


La corona y unas tijeras


La Directiva del colectivo siempre está integrada por una Reina de belleza, la eligen cada año en el mes de junio por el Día del Orgullo LGBTIQ. En el año 2021 fue electa Francis, oriunda de Guayaquil y de 43 años de edad. Mientras Klever me cuenta sobre el reinado, no puedo evitar pensar ¿cuántas compañeras trans han pasado por esta cárcel?, ¿cuántas han reincidido?, ¿cuántas han decidido estar en el pabellón masculino y no en el pabellón femenino? Tras este primer acercamiento resulta “lógico y/o natural” para quien lee que un hombre gay viva en el pabellón masculino, pero también mujeres trans habitan esas mismas paredes.


El registro de datos y por ende el ingreso y distribución al recinto carcelario es determinado por la cédula de identidad. A partir de 2016 se encuentra en vigencia la Ley Orgánica de Gestión de la Identidad y Datos Civiles que regula el cambio de nombres y de género, sin embargo, esta tiene entre sus requisitos llevar dos testigos que acrediten que la persona solicitante ha vivido con su identidad trans por dos años y hasta abril de 2021 solo se podía sacar en cuatro sedes en las ciudades de Quito, Guayaquil, Cuenca y Manta. Además, esta ley no cumple con los estándares de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que señala que el cambio debe ser “basado únicamente en el consentimiento libre e informado”. Esta es una política que genera una doble cedulación, una para personas cisgénero y otras para trans, es una política cisnormativa.


Durante la conversación con la Asociación, Francis llama mi atención y es que su parecido con Sharon la hechicera no pude dejar pasar: sus uñas largas, con pintado tipo francés, un jean ajustado, una blusa blanca, dos aretes en cada oreja, un maquillaje sobrio y su cabellera rubia resaltaban. Inicio la conversación con Francis preguntándole sobre su identidad de género y si ha cambiado sus datos personales en la cédula: “estuve en trámites del cambio de mi identidad, de mi nombre masculino a femenino, fui al registro civil, inclusive pregunté el costo, como era una chica visada debía hacer mis trámites desde Estados Unidos para cambiar mi identidad. Pero, como ya caí detenida, perdí mi visa”, cuenta. La identidad de género es una manifestación de la personalidad de cada persona. De ahí su importancia en cuanto a su protección y garantía, su falta de reconocimiento vulnera los derechos a la libertad, autonomía personal y dignidad, así como los principios de igualdad y no discriminación.


Durante la conversación con Francis comenta como sustenta su vida en la cárcel, ella responde: “soy una estilista profesional”. El oficio lo aprendió cuando vivía en libertad. Durante varios años tuvo su peluquería y estética en el sector de San Sebastián en el Centro Histórico de Cuenca. Ahora, ella recorre las instalaciones del Turi, en el pabellón de hombres, ofreciendo cortes de cabello, pedicure y manicure, además es de las pocas personas privadas de libertad que se mueve entre pabellones tanto de mínima, mediana y máxima seguridad y al pabellón femenino donde da clases de estilismo, belleza, cortes, maquillaje” Recalca, “soy muy pedida por mi carisma”.


Francis, en su lucha contra la burocracia carcelaria que es hacer trámites, darles seguimiento, hablar con funcionarios y el Director de la cárcel, me dice; “Tengo todas mis herramientas. Gracias a Dios las autoridades me han facilitado esa ayuda, no llamemos un privilegio porque nadie tenemos privilegios acá”. Y con entusiasmo termina: “Yo nací con esto de que me encanta estar maquilladita y arreglar a las personas, mantenerlas bien pulcras, bonitas, entonces eso quiero inyectar acá a los chicos”. Recalca, “he tenido buena acogida”.


A Francis se le enciende su mirada cada vez que narra el poder ser ella, trabajar, habitar la cárcel y el pabellón masculino, le pregunto si alguna vez solicitó que le cambien al pabellón de mujeres o si está bien ahí. Francis apunta: “No, yo me encuentro bien acá siempre me han mantenido respeto, porque tu sabes el respeto genera respeto. Usted sabe que no todos somos monedita de oro para caerles bien a las personas, entonces hay que saber manejarlo, yo he sabido ubicar bien las cositas, entonces personas que son súper gratas chévere acá, personas que son tóxicas allá. Vivir mi vida tranquila, relajada y con trabajo, nada más”.


La cárcel como espacio hipermasculino y cisnormativo, tiene prejuicios, muchos presos por ignorancia y misoginia asumen que ser trans o gay es lo mismo, esto devela la necesidad de educación sexual en los currículums como política de Estado. Francis añade: “Muchas personas piensan de que ya porque somos un grupo LGBTI como nos dicen vulgarmente, un gay, en lo personal sí ha habido un poquito como de rechazo de personas equis así que todavía tienen el machismo impregnado en su piel y que sienten el pavor de acercarse a un gay, una persona trans, un travesti, a mí me ha pasado y estamos en un lugar así, pero bueno hay que saber sobrellevar las cosas”.


**************


Retomo el contacto, 8 meses después volvemos a hablar sobre identidad de género con Francis, esta vez de manera virtual. Sobre su experiencia al ingresar a la cárcel como mujer. Me dice, “OMG, pensé que no iba a ser admitida, pero mira ahora tengo mi espacio (...) soy considerada como una mujer más, una mujer trans siempre lo he dicho y lo diré, ¡Soy una trans! Las autoridades e inspectores me tratan como mujer en el penal. Los compañeros me tratan como Francis, yo me he ganado mi autoestima y nombre, por ser un gran ser humano, además soy la reina de Turi, la reina del grupo LGBTI”.


También me interesa conocer formas conexas de vulneración al derecho de identidad de género, sobre salud dice “lo más importante para una trans o un gay es acceder al beneficio de hormonización. Cuando llegué a CDP me planteé seguir mi proceso, pero me dijeron que no, que no es permitido. Me gustaría que se haga ese proyecto, la hormonización ayuda a nuestra piel, uñas, voz”. Recordando a Arce, la costurera oficial de Turi, fundadora y vicepresidenta de la organización, que ahora ya goza de libertad, señala sobre el ingreso de insumos: “necesitamos nos ayuden a mantener, a las que somos trans, con nuestro maquillaje, con nuestra ropita de mujer, nuestros jeanes, brasieres, taquitos, o sea al menos en mi caso, a mí me encanta estar siempre lúcida. También para los gays se debería poder ingresarles su ropita de varoncito o sus aseos, sus toallas, sus cremas. A veces nos restringen, por ejemplo, llegan nuestras cosas y porque nos ven el nombre de varón o sea no pueden ingresar entonces desde ahí ya viene el rechazo, directa, conscientemente o inconscientemente. Me pregunto ¿Por qué? Porque dicen que es un gay, es un hombre como le voy a pasar cosas de mujer”. Es importante señalar que la libertad estética y cómo se construye la expresión de género es un derecho.


Arce recalca con énfasis “Nosotras queremos igualdad, yo sé que estamos aquí en un Centro de Rehabilitación pero somos seres humanos que vivimos, lloramos, palpamos, danzamos, hacemos todo lo que una persona heterosexual hace, sino que a veces nos quieren restringir y decir no, esto no es para ustedes, ustedes están en un centro de hombres y tienen que usar ropa de hombre”.


Nos queda… identificar la cisnormatividad y dejar el paternalismo


A pesar de los obstáculos formales y estatales, el confinamiento carcelario y la organización asociativa permite la fluctuación de reflexiones en relación a la identidad de género de mujeres trans privadas de libertad. En la cárcel de Turi, la Asociación Caminos de Libertad, ha sido el espacio para politizar la identidad de género como una urgencia con el nivel de demanda y lucha para su garantía, cosa que en el exterior no conocían o les fue negada.


En Turi las mujeres trans han posicionado el uso de sus pronombres y nombres auto percibidos, la garantía de ejercer una libertad estética (ropa, accesorios y maquillajes) para poder manifestar su expresión de género. La cárcel como espacio de confinamiento obligatorio no se escapa de operar bajo una cultura cisexista que tiene como consecuencia la exclusión y es un ejemplo de la política sexual de la identidad que permite o impide el ejercicio de los derechos. El contexto carcelario de esta mega cárcel se piensa y divide a partir de un régimen binario en donde el castigo no es solo la condena, sino la confusa e improvisada política estadística que es dispersa y poco confiable respecto al ingreso de la persona privada de libertad: llevar mal la data estadística de ingreso, no respetar sus pronombres, tener problemas en el ingreso de insumos. Francis marca algo que tensiona el discurso de cierto activismo identitario donde mujeres cisgénero y trans piensan que lo “mejor” es que mujeres trans estén en los pabellones de mujeres, a pesar de nunca haber estado o conocido a una mujer trans en la cárcel.


La prevención de las violencias pasa también por despojarnos de interpretaciones y tutelas cisnormativas sobre los proyectos de vidas diversos que tienen las mujeres trans en la cárcel. Como personas cisgénero no sabemos lo que es mejor o menos peligroso, peor aún olvidar la capacidad de mujeres trans de tomar decisiones libres y voluntarias que le dan sentido a sus vidas. Hacer lo contrario resulta cisexista, término acuñado por la escritora trans Julia Serrano, usado por primera vez en 2007 quien lo definió como la creencia de que los géneros de las personas trans son inferiores o menos auténticos que los de las personas cis. A decir de Francis, ser una mujer trans es ser múltiples posibilidades, pero por sobre todo poder decidir. Quién ser, dónde estar, en qué trabajar, qué soñar. Ser trans es libertad. Ellas deciden.



Este trabajo periodístico es el resultado del Curso Periodismo para prevenir violencias contra las mujeres impulsado por el programa PreViMujer, implementado por la GIZ, y la Carrera de Comunicación de la UPS.